Así es, el PSC se oponía en 1998 a las cuotas de catalán en el cine. Pero ya no a una cuota del 50% como que están apunto de aprobar, sino a una que proponía CiU (en el gobierno entonces) de sólo el 25%. Lo que deja bien a las claras que el nacionalismo de hoy practicado por el PSC («Fets, no paraules») deja al nacionalismo de entonces de Jordi Pujol como mero aficionado.
Lo bueno es ver, además, qué tipo de argumentos se usaban entonces por parte del PSC, queacusaba a Pujol de «trabajar en contra de los intereses de Catalunya y de la convivencia, creando un conflicto entre las dos lenguas».
Hoy no dicen qué ha cambiado. Bueno, es que lo que ha cambiado es que ahora son ellos los que defienden las ideas de la oligarquía oculta.
Esta noticia no dejaría de ser otra habitual vuelta de tuerca más en la obsesiva imposición lingüística de Montilla, si no fuera porque es precisamente el partido que encabeza el cordobés el que paradójicamente lideró en 1998 la oposición a aquel intento fallido de Pujol de imponer cuotas del 25 % en los cines catalanes. Sólo hace falta ojear la hemeroteca, y leer las declaraciones de Narcís Serra, por aquel entonces, primer secretario del PSC, acusando a Pujol de «trabajar en contra de los intereses de Catalunya y de la convivencia, creando un conflicto entre las dos lenguas».La incoherencia del PSC es insostenible y este proyecto es la culminación del proceso de mutación que ha sufrido el PSC desde la llegada de Maragall a la Generalitat hasta el fin de la legislatura de gobierno Montilla, que ha asumido y ha superado el discurso del nacionalismo más rancio e intervencionista. Aunque ya no sorprende que Montilla encabece esta política de decir una cosa y la contraria, si tenemos en cuenta que es el Presidente que prohíbe el uso del castellano en las escuelas públicas y lleva a sus hijos a escuelas privadas donde se enseña en castellano, catalán, inglés y alemán.